Enero se ha ido con una climatología por todo lo alto: lluvia, viento y grandes nevadas en la mitad norte del país, la Ciclogénesis explosiva Gabriel y, siguiendo sus pasos, la tormenta tropical Elena. Todo ello se ha aliado para sembrar el caos en muchas zonas del norte, como Asturias, Cantabria, País Vasco, etc. Además, ha dejado el Pirineo sepultado por la nieve.
Con este panorama, más que pensar en setas, ¡nos da por pensar en un buen caldo! Bromas aparte, micológicamente hablando, poco podemos encontrar, sólo podemos esperar a que la primera seta de la temporada haga su presencia, dependiendo de donde nos encontremos. Nos referimos a la Seta de Ardillas o Seta de Marzo (Hygrophorus marzuolus).
Podemos encontrarla ya en enero y febrero, con abundancia en zonas muy bajas, por debajo de 400 metros. Esto tiene su lógica, ya que aparece en el momento en el que la nieve comienza a derretirse y esto sucede antes (en el caso de que haya nevado) en esas cotas que en cotas más altas. Pero lo que realmente no le gusta en absoluto, es el tiempo seco y con heladas. En temporadas en las que apenas llueva o nieve y las heladas se sucedan, apenas fructifica.
Según avanza la temporada podemos recolectarla hasta finales de mayo y principios de junio, en altitudes que oscilan entre los 1200 y 1600 m., siguiendo la estela de la nieve derretida
En cuanto a su hábitat, fructifica en bosques de coníferas, principalmente Pino silvestre (Pinus sylvestris) y abeto blanco (Abies alba). También es frecuente bajo frondosas, sobre todo haya (Fagus sylvatica) y más raramente, en robles (Quercus robur y Q. rubra). Independientemente del tipo de árbol con el que se asocia, se desarrolla en suelos ácidos, principalmente arcillosos.
Descubrirlo en su medio, requiere de habilidad, pericia, paciencia y mucha suerte. En general, se desarrolla muy tapado o brotando muy metido en la tierra. Su sombrero de color negro, tampoco ayuda a su localización, sobre todo en los bosques de pinos, donde se “oculta” entre las cortezas oscurecidas por la humedad.
En cualquier caso, resulta de lo más entretenido, ya que es una buena excusa, en esta época, para salir al monte y pasar unas horas en frondosos bosques, ladera arriba y ladera abajo. Sí tenemos la fortuna de volver a casa con una recompensa de uno o dos kilos, será toda una satisfacción, que sólo será superada por un revuelto de esta exquisita seta.
Así que febrero, es el mes para ir calentando motores, y para dar con las primeras y esquivas Setas de marzo o Seta de Ardillas.
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