Las Intensas lluvias de final de octubre y principio de noviembre, si los temporales de frío no lo echan a perder, pueden conseguir que noviembre sea un excelente mes, micológicamente hablando. De hecho, en muchas praderas han comenzado a brotar con abundancia Agaricus o champiñones, sobre todo Agaricus campestris, A. litoralis, A. urinascens, entre otros. Pero también debemos  tener cuidado porque hay un gran brote de A. xanthodermus, especie tóxica que se caracteriza por el amarilleamiento intenso al frotar y un olor desagradable a tinta.

También se ven con abundancia los parasoles o Galanpernas (Macrolepiota procera), Macrolepiota excoriata y M. mastoidea, todas ellas comestibles. Sin embargo, también aparecen con profusión las pequeñas y peligrosas Lepiotas (L. brunneoincarnata, L. subincarnata…). Otra especie muy abundante es la Seta de Brezo (Lepista rickenii). En praderas, páramos de altura y en el interior, también encontramos Pie violeta (Lepista saeva), Seta de Cardo (Pleurotus eryngii) y Platera (Clitocybe geotropa).

En los bosques de frondosas, poco a poco y a medida que avanza la estación, cada vez encontramos menos especies. En zonas bajas o meridionales todavía se pueden recolectar Boletus (B. edulis, B. reticulatus, B. aereus y B. piniophilus), además de  Lengua de vaca (Hydnum repandum) y Trompeta de la muerte (Craterellus cornucopioides).

 

Pero realmente, donde podemos encontrar un gran número de especies comestibles es en los pinares: Niscalos (Lactarius deliciosus y L. sanguifluus), Negrillas (Tricholoma terreum), Capuchina (Tricholoma portentosum), Angula de monte (Craterellus lutescens), Lengua de vaca (Hydnum repandum) y, en las zonas más bajas y meridionales, Boletus edulis.

Ahora mismo tenemos el ingrediente principal, el agua, para que disfrutemos de un excelente mes de noviembre en cuanto a poder recolectar nuestras especies favoritas. Sólo hace falta que las heladas y las nevadas esperen un poco más…