Pues sí, marzo también tiene su seta: la Seta de Marzo, también conocida como Seta de ardillas (Hygrophorus marzuolus), aunque no es del todo cierto, porque dependiendo de la climatología, puede fructificar desde principios de febrero en cotas bajas, hasta finales de mayo en las zonas más altas.
Aun así, es este mes donde más frecuente la encontramos. En muchas ocasiones es “delatada” por los restos que dejan ardillas, corzos y jabalíes, que dan buena cuenta de ellas, dada la escasez de alimentos de los que pueden disponer en los bosques. A la Seta de Marzo (el “marzuolus” para los amigos) le gustan los suelos ácidos, arcillosos e incluso arenosos, y prefiere los bosques de coníferas, sobre todo Pino rojo y Abeto blanco, aunque en la cordillera cantábrica, frecuenta los hayedos de media montaña, y más raramente se la ve bajo robles.
Fructifica por estos meses, aunque su micelio comienza activarse en temperaturas entre 2-5ºC. Por eso, en años con pocas lluvias y heladas persistentes, escasea. La nieve suele ser su buena aliada, ya que protege al suelo de las fuertes heladas y las bajas temperaturas.
Como muchos privilegiados conocen, es una excelente comestible y todo un reto su recolección (les gusta estar completamente tapadas, por hojas y cortezas) y exige muuuucha paciencia, vista de halcón y paso corto. Este año, que por fin hemos tenido un invierno más o menos de los de antes, promete y de hecho muchos aficionados ya han hecho sus primeras recolectas.
Pero no sólo en marzo tenemos la Seta de Marzo, también brotan otras especies “tempraneras” que aparecen en el mes de transición, en el que se va el invierno y llega la primavera. Quien no conoce la Seta de primavera, Seta abril, Seta de San Jorge, Perretxiko, Zuza; Moixernó (Calocybe gambosa) …, otra especie que tiene un amplio rango de aparición. Fructifica en algunos casos en enero, e incluso diciembre en cotas bajas cerca de la costa en la cornisa cantábrica, hasta primeros de Julio en la Cordillera cantábrica y Pirineos, cuando los neveros terminan de fundirse.
También comienza a verse en zonas templadas las colmenillas (Morchella) y los bonetes (Helvella leucopus), muy apreciadas por muchos aficionados.
Y para terminar, recordad que marzo es el mes en que la temporada trufera toca a su fin (Tuber brumale, T. melanosporum entre otros).
Como veis, un mes muy interesante (siempre que la climatología acompañe), con “muy sustanciosas recompensas”, pero muy exigente, en cuanto a dedicación, esfuerzo y experiencia, pero, ¿alguien dijo que fuese fácil?
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